Para que el agua esté perfecta, 1 vez al año. Si compras los recambios, lo puedes hacer tú, es sencillo. También puedes contratar un servicio de mantenimiento que, por 186 € al año, no tendrás que preocuparte de nada.

• Osmosis no presurizada. El agua filtrada se deposita en un tanque al que se puede acceder. Son los equipos más rápidos, modernos, seguros y, por lo tanto, de mayor calidad. 
• Osmosis presurizada. El agua filtrada se deposita en un tanque herméticamente cerrado, siendo los menos seguros y los que desechan más agua por cada litro de agua filtrada.
• Osmosis directa. Al no tener tanque, el agua filtrada sale directamente por el grifo. Son más lentos y caros de mantener debido a la corta vida de sus recambios.

No, claro.

No todas las membranas filtran igual.

No todas las osmosis aportan al agua el mismo tipo de minerales ni en la misma cantidad.

No todas desinfectan el agua.

No todas tienen los mismos sistemas de seguridad.

No todas duran lo mismo.

Etcétera, etcétera, etcétera.

Muchos. Pero ni todos filtran las mismas partículas, ni con la misma seguridad, ni aportan al agua lo que tu cuerpo necesita.

• Carbón activado. Efectivo para eliminar el cloro, responsable del mal olor y del mal sabor. Poco más. Es tan sencillo como económico. Pero si no vas a llevar un buen control de limpieza y mantenimiento, mejor bebe del grifo.
• Osmosis inversa. Incluye, entre otras cosas, carbón activado. Es efectivo para eliminar AB-SO-LU-TA-MEN-TE todo lo que no sea H2O del agua. Siempre incluyen post filtros que aportan al agua filtrada los minerales que nuestro cuerpo necesita.

Un filtro de agua es cualquier cosa, de cualquier tamaño y con cualquier tecnología, que frena sustancias que no deseamos que estén en el agua.