A la hora de responder a la lógica detrás de muchas de nuestras actividades cotidianas, a menudo nos encontramos con una serie de mitos.
¿Has pensado alguna vez, por ejemplo, en el motivo detrás de que un champú, por ejemplo, haga más espuma que el otro? ¿Se trata eso de un punto a favor o en contra? Te lo contamos.
¿Qué factores influyen en que un jabón haga más o menos espuma?
Para empezar, debes saber que, normalmente, aquellos jabones y champús que hacen mucha espuma al ser utilizados suelen contener mayores cantidades de sulfatos, un tensioactivo sintético al que debemos exponernos con moderación.
Además, por otro lado, un agua muy dura y no filtrada hará no solo que estemos en contacto con elementos químicos no deseados, sino que precisemos un gasto mucho mayor de producto para generar la espuma buscada, por lo que es una buena opción instalar un descalcificador de agua doméstica y así evitar este desperdicio.
¿Qué efectos tienen todos estos químicos en nuestra piel y nuestro cabello?
Básicamente, el uso de sulfatos en los jabones o de los químicos en el tratamiento de aguas responde al hecho de que se trata de las formas más económicas de conseguir sus objetivos: ya sea crear más espuma en el caso de los primeros o hacer potable el agua en el caso de los segundos.
El problema, sin embargo, es que el contacto excesivo con estos sulfatos provoca que nuestro propio cuerpo pierda, poco a poco, la capacidad de auto-regulación, intentando compensar la pérdida de aceites naturales lo que, a su vez, acaba traduciéndose en problemas en la piel como sequedad o el cabello sin brillo. Los problemas se acentúan si además tenemos la piel atópica o somos alérgicos al cloro.
Así, es importante tener toda la información al respecto sobre el tipo de productos que consumimos y el agua con el que nos lavamos para, de esta forma, cuidar la calidad de nuestra piel y cabello y, sobre todo, de nuestra salud.