Lo hemos oído por activa y por pasiva: la hidratación es uno de los pasos imprescindibles para garantizar un buen estado de salud.
Y es que el agua cumple un sinfín de funciones en nuestro organismo: para empezar, nos ayuda a mantener una buena temperatura corporal y es responsable de eliminar las toxinas de nuestro sistema.
Además, es el vehículo para las vitaminas y sales minerales que necesitan nuestras células, ayuda en la digestión, alivia la fatiga o evita el dolor de cabeza y las migrañas. Nada mal, ¿verdad?
A pesar de ser conscientes del importante papel que cumple en nuestro estado de salud, a menudo no somos capaces de saber si estamos bebiendo la cantidad que nos corresponde por nuestro tamaño o características. Hoy queremos acercarte un método infalible para saber si estás correctamente hidratado.
Para descubrirlo, lo único que tienes que hacer es pellizcarte el dorso de la mano y observar cómo reacciona tu piel. Si esta vuelve rápido a su tono normal, significa que estás hidratado. En el caso de que no, la piel nos indica que debemos beber más agua. Esto se debe a la llamada ‘turgencia cutánea’, es decir, la elasticidad de la dermis. Cuando falta turgencia, hablamos de deshidratación.
En cualquier caso, para protegerte de este tipo de problemas lo que debes hacer es seguir estos consejos:
- Opta por un agua de calidad, como la embotellada o la osmotizada, para evitar la ingesta de químicos.
- Lleva una botella reutilizable siempre contigo para recordarte beber la cantidad correcta.
- Bebe siempre un buen vaso de agua al levantarte, ya que es frecuente que se produzca cierta deshidratación durante las horas de descanso.
- Hazte con una botella reutilizable que marque la cantidad de agua. De esta forma serás mucho más consciente de la cantidad ingerida.
¡Así de fácil!